Hace
un par de semanas llegué milagrosamente con tiempo a una reunión (siempre llego
puntual, pero con tiempo: milagro). Así que caminé tranquila un par de cuadras
hasta recordar a Baraka, un cafecito situado en la esquina de Gurruchaga y el
pasaje Coronel Cabrer. Acá el Coronel baja las armas, las entierra y nunca más
piensa en guerras…
Fui
a Baraka porque me lo recomendó Mefis Marian. Fui a Baraka porque una
vez, después de haber estado juntas en un evento, me la volví a encontrar ahí y
le di un beso de pasada. Fui a Baraka porque ahora mi amiga está muy lejos y la
extraño mucho. Fui a Baraka a ver si volvía a encontrármela, o al menos a
sentir esa misma paz, libertad y felicidad que ella está sintiendo ahora, allá
por donde anda. Lo mejor es fui a Baraka y me encontré con todo esto.
El
ambiente es luminoso en el sentido literal y filosófico de la palabra. Tiene grandes
ventanales que dan al pasaje con graffitis, decoración puntual que acompaña
pero no avasalla, y en todos lados se oye la misma música que escucho en mis
clases de yoga (ayer aprendí que se le dice “mantras”, ¿puede ser?). Y como en
yoga me la paso tan bien, acá no fue excepción.
(Y además tienen buen gusto)
Y
me pedí un té, un Sweet Tiber, para acompañar a mi amiga. No recuerdo qué
lleva, pero seguro tenía ingredientes dulzones, mis favoritos. Me lo trajeron
con una presentación de lujo para nada ostentoso…
Sweet
Tiber, una galleta y 15 minutos para mí. Para bajar los cambios, pensar en las musarañas,
mirar el entorno, viajeros y locales sumidos en una misma tarde serena. Creo que mi amiga, allá donde esté, va a estar
contenta de saber que finalmente la escuché.
Baraka
D:
Gurruchaga 1450, Palermo.
T:
4834-6427
H:
Martes a sábados de 9 a 21hs. Domingos y feriados de 10.30 a 21hs.
Momentos de Té
@marianajaros