Sabemos que Vix estuvo de viaje por este post, y también sabemos que volvió a visitar La Panadería de Pablo por este otro post. En su rally porteño, ahí se encontró conmigo y yo con una materia que adeudaba desde Casa FOA del año pasado: venir a tomar el té al puestito de Massey.
De puestito poco y nada. Flor de restó con onda neoyorkina. Vendría a ser como la evolución del Monk’s Café de Jerry, George, Elaine y Kramer… y Newman (con voz de desprecio). Boxes con onda y pinta muy cómoda, lámparas colgantes cuasi pool, mesas recubiertas en clásicos manteles cuadrillé blanco y rojo, sillas de madera cómodas, cocina a la vista y pizarrones, como para no perder el amuleto de la buena suerte de los cafés del siglo XXI. Y detrás nuestro, una bruta biblioteca, bruta y hermosa y llena de vajilla, harinas, tés, conservas, aceites, panes, y pastelería para comer ahí o llevar. Una combinación estética rara, y sin embargo 100% efectiva. Aplaudo a los viajes a Nueva York que no te salen más que $25.
En la mesa, una Vix y una Vero emocionadas por el reencuentro. Marchó un Monono a Vix, ganadora de aquel viejísimo sorteo, y marcharon Muffins de Vix + un set de moldes idóneos de silicona a Vero. Parecía Navidad, o el encuentro de un oasis en el medio del desierto, porque tan pronto me trajeron el jugo de naranja a la mesa casi lo liquido de un saque.
Pedimos tés, nos trajeron Twinings. Pedimos una medialuna y un budín de limón, y nos trajeron muy buenos fundamentos para este encuentro. Coincido con Vix que las opciones de patisserie eran escasas, por eso había que apuntar firme a lo que no podía decepcionar, y para mí un budín siempre garpa. Y garpa haber rendido esta materia con un 8 en ambientación, 8 en sabor, ponele 7 por atención (amable pero colgada) y un 10 en alegría de verla.
La Panadería de Pablo
http://www.lapanaderiadepablo.com/
D: Defensa 269, San Telmo.