Me
encanta volver y volver a los lugares que funcionan. Y Möoi es uno de esos.
Hace varias semanas volví para almorzar con mi nonna. Ella y Jess Lekerman
habían tenido un lindo intercambio de mails debido al blog de mi nonna (sí, ¡mi
nonna bloguea! ¡y la rockea!), así que me pareció un buen punto de encuentro
para tener uno de esos almuerzos legendarios llenos de sabores y confidencias.
Las
dos nos pedimos limonadas para empezar. Al poquito tiempo (buen plazo) llegó la
tarta de cebollas caramelizadas con masa integral de la nonna, y mis wraps de
pollo con guacamole, ¡y nachos para complementar! No me puedo resistir a la combinación
pollo / palta, y les aseguro que ésta estaba para hacer cosas con la fuente y
el dedo y que quede todo negro tipo “acá no pasó nada” que no da. NO, Verónica,
NO.
Riquísimo
todo. TODO. Y por supuesto no sobró nada, peeeeeero, si hubiera sobrado, Möoi tiene
la manera de no desperdiciar comida, y por supuesto esa manera tiene diseño,
onda y conciencia de nuestras acciones. ¿Se enteraron ya que Möoi da cajas
Inolvidables para que se lleven la comida?
Entre
los sabores disfrutados, la atención amable, el ambiente colorido que siempre
cala en la fibra de la alegría y la propuesta de tener cajas para llevarte las
sobras, Möoi se posiciona como un clásico que siempre, pero siempre, funciona.
Möoi
D: Cuba 1985, Belgrano.
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